Ernesto Zedillo: hombre de Estado

Ignacio Ruelas Olvera

Ernesto Zedillo Ponce de León irrumpió el escenario para dar su punto de vista y lo hizo con el respeto de un hombre de Estado

Ignacio Ruelas Olvera

Seguimos viviendo días, semanas y meses de paradojas. Hoy en el escenario el ciudadano Ernesto Zedillo Ponce de León con el derecho que como mexicano tiene de participar en la discusión nacional irrumpió el escenario para dar su punto de vista.

Lo hizo con el respeto de un hombre de Estado. Lo hizo reflexivamente. Es más, lo firmó. Qué importante haber iniciado un diálogo profundo, respetuoso, un diálogo de Estado que nos coloque en mejores condiciones democráticas. Pero no cayó bien.

Quienes hoy nos gobiernan están indignados y han eludido el debate y hoy lo atacan por la vía de la diatriba, la denostación y la ironía que se ha hecho ya una costumbre comunicativa de alborada que mucho daño hace a la vida compartida.

Ernesto Cedillo les tomó la palabra para demostrar la calidad democrática. Su punto de vista es como el punto de vista de quien me lea. Hay dedos de ruptura y hay dedos de adhesión. Hay quienes están a favor de la reforma al Poder Judicial y de las elecciones de jueces.

Hay quienes piensan que vivimos la parte más intensa de la democracia y hay quienes pensamos que se ha degradado el modelo democrático a partir de la degradación del procedimiento electoral. Pues eso hizo Ernesto Zedillo.

Era la oportunidad para poder iniciar un diálogo y un debate nacional constructivo que no fuera a buscar las posiciones ideológicas, sino las racionales. El tema es que hemos dejado de pensar porque ahora lo buscamos en el Chat GPT. Esa lucha entre lo digital y lo analógico.

Abandonamos la analogía para ir a mover los deditos. Y eso nos está causando un enorme problema cultural y educativo. Y en ese escenario, encontrar a un hombre de Estado que busque e irrumpa el debate, esencia democrática, me parece extraordinario y de calidad democrática.

No encuentro la ofensa. No encuentro de qué manera quienes hoy nos gobiernan están sentidos. Y hay que reiterarlo. Ganaron legalmente, democráticamente y legítimamente las elecciones del Poder Ejecutivo. Pero no ganaron la mayoría parlamentaria. Eso fue una chapuza en la interpretación jurisdiccional de nuestra Constitución.

De ahí la negación al debate, la negación de las minorías y a autoproclamarse como la gran mayoría de este país.

Son la primera minoría y eso hay que reconocerlo en todo posicionamiento democrático, pero existen otras minorías que tienen voz y que están buscando el debate y la discusión, pero son prácticamente degollados antes de iniciar con sus sonidos guturales.

Bienvenido un hombre de Estado al debate nacional y qué pena la contradicción de encontrar una estructura gubernamental que es alérgica a la discusión y al debate. El concierto para una sola voz no es una partitura democrática. Se necesitan partichelas y que actúe en todas las voces de minorías para encontrar soluciones que este país reclama y está buscando para poder seguir saliendo siempre adelante como pueblo generoso, como pueblo laborioso. Esperemos una rectificación.

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