Reformas laborales: la deuda pendiente

Dafne Viramontes

Desde la pasada legislatura del Congreso de la Unión, las reformas laborales han ganado relevancia en la agenda pública. o. Sin embargo, aún quedan muchos asuntos pendientes en la materia, los cuales deberán abordarse a la brevedad por la actual legislatura.

Dafne Viramontes

Desde la pasada legislatura del Congreso de la Unión, las reformas laborales han ganado relevancia en la agenda pública. Temas como el aumento en los días de vacaciones y las modificaciones al régimen de subcontratación fueron parte de las 15 reformas realizadas a la Ley Federal del Trabajo durante ese periodo. Sin embargo, aún quedan muchos asuntos pendientes en la materia, los cuales deberán abordarse a la brevedad por la actual legislatura.
En términos generales son cinco las reformas laborales que han tomado mayor relevancia dentro de la discusión pública: la ley silla; la igualdad salarial; la reducción de la jornada laboral; el doble aguinaldo y la regulación del trabajo por medio de aplicaciones móviles. Sin embargo, estas reformas no han estado exentas de críticas, lo que ha generado un intenso debate en torno a su viabilidad y los posibles impactos en el mercado laboral.
La primera y más importante crítica es que muchas de las reformas propuestas ya están, en cierta medida, contempladas en la legislación actual. Tal es el caso de la Ley Silla, establecida en el artículo 132 de la Ley Federal del Trabajo, que reconoce la obligación de las empresas de contar con suficientes asientos para el descanso de los trabajadores. De manera similar, la igualdad salarial ya se menciona en el artículo 86, que establece que a trabajo igual debe corresponder un salario igual. Sin embargo, a pesar de los antecedentes legislativos, lo cierto es que, hasta ahora, las propuestas no se han traducido en mejoras sustantivas para las y los trabajadores. 
La segunda crítica es que algunas de estas propuestas no son nuevas. De hecho, han sido presentadas en varias ocasiones sin éxito en su aprobación. Un ejemplo es la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas, la cual ha sido rechazada en repetidas ocasiones y no ha logrado modificaciones en más de 100 años. No obstante, es muy probable que esta situación se repita, dado el fuerte cabildeo en contra, lo que prolongaría el estancamiento de los derechos laborales.
La tercera crítica es que muchas de estas propuestas, si no se implementan con la cautela necesaria, pueden tener efectos contraproducentes. En particular, el caso del doble aguinaldo, si se aprueba este año, podría complicar la situación de las empresas, ya que no tendrían tiempo suficiente para ajustarse al cambio. Por lo tanto, no sería sorprendente que comenzáramos a observar un aumento de la informalidad, despidos injustificados y, en el peor de los casos, el cierre de empresas.
Lo que sí es nuevo, y que parece tener un gran potencial, es la regulación del trabajo a través de aplicaciones móviles. Esta iniciativa tiene como objetivo reconocer a los trabajadores de estas plataformas como empleados subordinados, garantizándoles un contrato laboral y las prestaciones que marca la ley. En este contexto, el papel de la legislación será crucial para asegurar una implementación efectiva y justa de esta regulación.
En conclusión, a pesar de las críticas que puedan recibir estas iniciativas, es innegable que en México existe una deuda histórica con las y los trabajadores, y que estamos atrasados en la lucha de los derechos laborales. De ahí que sea importante que las iniciativas se revisen a detalle para asegurar que no queden en letra muerta, sino que, por el contrario, puedan generarse los incentivos adecuados para su aplicación.  

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