Perspectiva: Otro mundo
El mapa de México revela que el país no es homogéneo ni igualitario
El mapa de México revela que el país no es homogéneo ni igualitario. Solo de verlo y analizar los datos de cada región, nos damos cuenta de que tenemos destinos distintos. Veamos Nuevo León y, en particular, San Pedro Garza García, un municipio de 132 mil habitantes en las faldas de la Sierra Madre.
San Pedro es pequeño, apenas unos 70 km², comparado con los 1,220 km² de León; sin embargo, es la comuna más rica de Latinoamérica con un ingreso de más de 107 mil dólares por habitante al año. Es una sociedad educada donde el 60 % de la población cuenta con estudios universitarios. La ciudad también tiene la mayor concentración de multimillonarios por hectárea, lo que se refleja en el precio de la tierra.
La Zona Metropolitana de Monterrey es una de las más prósperas y productivas del país. Nuevo León y los estados fronterizos cuentan con los mejores datos de ingreso. La industria fortaleció desde hace un siglo el desarrollo regional, también el comercio. La formación de capital permitió que una zona semidesértica floreciera como ninguna otra. Un dato curioso: en 1862, León contaba con más habitantes que Monterrey: unos 65 mil frente a 62 mil. La frontera y el emprendimiento lograron que Nuevo León fuera uno de los motores de crecimiento del país.
¿Qué podemos aprender de los “regios”? El caso de San Pedro y su reciente transformación atraen a muchos alcaldes de todo el país para conocer qué se hizo para convertirse en un lugar que evoluciona hacia una mejor calidad de vida para sus habitantes.
Miguel Treviño lo cuenta paso a paso en su libro “Contracorriente”. Su visión es multidimensional, pero podemos tomar una idea, tal vez la que más necesitamos en Guanajuato para pacificar la entidad. En 2018, la policía era grande pero desacreditada y con malos controles. Había robos y delitos patrimoniales altos. La respuesta al ciudadano era lenta.
Para enfrentar el problema, se propuso una nueva academia para mejorar el perfil de los policías. Se dividió el territorio en cuadrantes para estar más cerca y acudir más rápido. Había 300 policías y duplicaron el número para llegar a 5 por cada mil habitantes. Como si en León tuviéramos 8 mil policías. Se incrementó el uso de datos e inteligencia. Se fomentó la prevención mediante “justicia cívica”.
La diferencia mayor es el presupuesto: San Pedro tiene 7 veces más dinero por habitante que una ciudad media de Guanajuato. El resultado de la tenacidad y la supervisión de la seguridad pública llevó a la ciudad, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) 2025, al 89 % de percepción de seguridad. La más alta del país. Durante el primer trienio, el método dio resultados con una reducción del 47 % en los delitos de alto impacto. El tiempo de respuesta fue menor de 3 minutos ante una denuncia. No todo fue perfecto y eso lo reconoció Treviño. En 2023 hubo un repunte. Una paradoja: líderes de negocios criminales y narcotraficantes encontraron un santuario de paz en San Pedro hasta que los conflictos entre el crimen organizado y la conurbación llevaron a tomar más medidas de contención.
La transparencia en las cuentas públicas y la honestidad en la gestión de compras y contratos brindaron confianza. Ayudó la digitalización de los procesos y la participación ciudadana. El éxito de un candidato independiente puede alentar a muchos jóvenes a participar tanto dentro como fuera de los partidos. El mensaje medular de Treviño en su “Contracorriente” es la imperiosa necesidad de que todos participemos en la cosa pública. Vale.
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