Perspectiva: En manos de Trump

Enrique Gómez Orozco

“Esperar lo mejor, pero estar preparados para lo peor”. Dalai Lama

Enrique Gómez Orozco

A la 4T le ha costado mucho trabajo comprender la realidad del país y eso explica por qué  no crecemos y tenemos el riesgo de caer en una recesión profunda y prolongada. La asignación de recursos del presupuesto y las políticas públicas de capricho generan incertidumbre. Si a eso sumamos una probable recesión en Estados Unidos, tendremos viento en contra durante la primera mitad del sexenio.


Las primeras señales del estancamiento para Guanajuato vienen de la industria automotriz que decreció un 6 % a nivel nacional. Si el T-MEC no se ratifica en los próximos meses, la inversión puede desacelerar también. Podemos sumar la inexperiencia de la mitad del Poder Judicial y de la Suprema Corte. ¿Qué decir del disminuido derecho de amparo con la eliminación de suspensiones en favor de ciudadanos?


Del presupuesto federal  de 10.1 billones para 2026, un billón de pesos irá a programas sociales y un billón y medio al pago de intereses de la abultada deuda que dejó López Obrador. A Pemex lo cargamos en peso y la CFE necesita mucha inversión para evitar apagones y enfrentar la creciente demanda.


Para que el presupuesto se logre y el país no tenga que endeudarse aún más, necesitamos la benevolencia de Donald Trump. Si el país logra un buen acuerdo, regresará la inversión y el crecimiento. Para México sería una posición mucho mejor que la anterior porque tendríamos un acceso privilegiado al mercado más grande del mundo y muchos otros países tendrían aranceles.


Si Trump se pone de mal humor, el futuro será una tortura. Un desacoplamiento de un porcentaje de nuestra economía con Estados Unidos nos llevaría a una recesión inmediata. Hacienda no podría cumplir con el presupuesto por más que apretaran las tuercas a la recaudación. Además, quitar dinero a la economía formal en tiempos de recesión es lo único que logra: profundizarla.


En el presupuesto la inversión en infraestructura va a la baja y las pensiones a la alza. Estamos gastando el futuro de las nuevas generaciones con una gran tarjeta de crédito nacional. Si la Reserva Federal baja las tasas de interés, todos tendremos un respiro porque se reducirán las tasas internas. La incertidumbre —esa que limita el crecimiento— es una sombra sobre la economía nacional y sobre el presupuesto. Además, hay algo de lo que poco se habla: el país está dividido y no se ve que exista voluntad política de forjar armonía, indispensable para elevar el estado de ánimo social.


Los apoyos sociales han dado estabilidad y, sin duda, han mejorado el nivel de vida de millones de familias, pero eso tendrá un efecto limitado a la larga. Sin seguridad en salud y en empleo, no habrá presupuesto público de pensiones suficiente para frenar el deterioro del bienestar familiar. Desconocemos si hay un plan B en Hacienda para enfrentar al mercurial presidente de Estados Unidos. Eso sí depende de nosotros: planear un país mejor administrado que tenga alternativas para el futuro.


La idea de Trump es hacer nuevos tratados, pero en lo individual con México y Canadá. Eso para apretar las tuercas uno por uno.  Pero ¿qué podemos hacer en lo individual, como ciudad, estado y país, incluso como empresas e individuos?  Ese es un tema que demanda mucha reflexión. El país necesita mejorar la productividad y competitividad de personas e instituciones. Hay forma de lograrlo. (Continuará)

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