Perspectiva: El reino de las posibilidades

Enrique Gómez Orozco

“El conductor de una orquesta no produce ningún sonido. Él depende, para su poder, en la habilidad de hacer a otra gente poderosa”. Benjamin Zander

Enrique Gómez Orozco

Benjamin Zander, cuya orquesta juvenil viene a León mañana con 120 músicos, no sólo es el director de orquesta que llega al frente de la Orquesta Filarmónica Juvenil de Boston, también es un escritor exitoso. En el 2000 escribió un libro llamado “El arte de las posibilidades, transformando la vida profesional y personal”.

Con la participación de su esposa Rosamund Stone Zander, terapeuta familiar, mezcla una visión optimista sobre el poder del liderazgo y el empoderamiento. Como su título lo dice, podemos crear un mundo de posibilidades con creatividad, colaboración; con confianza en las habilidades de los demás.

Recuerdo momentos de dificultad donde la lectura de Zander funcionó de formas imprevistas. Apenas dos años después de escuchar su interpretación de la Sinfonía número 5 de Gustav Mahler, a principios de siglo, comprendí que el director de orquesta y su esposa, explicaban el mundo desde una perspectiva multidimensional. Música, educación, invención, sentido de abundancia en la relación con los demás.

Un ejemplo sencillo de Rosamund era el poner a todos los estudiantes un 10 por anticipado en sus lecciones. Algo que suena extraño pero que tiene mucho sentido si queremos empoderar en su máxima dimensión a cada persona.

Cuántos de nosotros (creo que casi todos) recibimos calificaciones reprobatorias incluso antes de un curso o de un examen. No sólo en la vida académica sino también en nuestras tareas cotidianas.

Confieso que si el criterio de los Zander se hubiera aplicado en la escuela en que me eduqué, jamás hubiera reprobado tercero de primaria. La disciplina es buena pero más la apertura para crear y mirar todas las posibilidades que nos rodean. Tratar a las personas y a uno mismo como si ya fueran excelentes,  libera el potencial que se esconde en complejos o inseguridades, dice Rosamund.

Mahler será recordado siempre como uno de los mejores directores de orquesta: exigente, mercurial y perfeccionista. Después de un ensayo que no le gustó, dijo que sus músicos se comportaban como niños. Algo muy distinto a la bonhomía y el carisma de Zander, quien mañana tendrá una orquesta, si no de niños, sí de adolescentes.

El director les da la confianza para interpretar la Sexta Sinfonía con toda su complejidad y grandeza, una obra que durará casi 90 minutos. Para Zander, de 86 años, no será tampoco un día de campo. Para el público leonés,  que muy probablemente llene el Teatro Roberto Plasencia Saldaña, también será un reto de concentración. Las obras musicales complejas y profundas se parecen mucho a las grandes novelas de principios del Siglo XX. Entre más dedicación, concentración y paciencia se les tiene, mayores son los frutos para el espíritu. Si Zander da una buena introducción a la obra, será la mejor guía para comprender la grandeza de Mahler.

El compositor propone el uso de un gran martillo de madera en el último movimiento para marcar tres golpes poderosos en la sinfonía. Metáfora de momentos trágicos de su vida: la muerte de su hija, su despido de la Ópera de Viena y una dolencia cardíaca. Luego, por superstición, elimina el tercer golpe, aunque hoy algunos directores lo mantienen. Tres “Golpes del destino” que Mahler recibió, aún antes de haber perdido a su amada Alma.
La de mañana será una sinfonía épica.

-

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión.

Cargando Minuto a Minuto...
Cargando Otras noticias...