Perspectiva: El futuro cambió de domicilio

Enrique Gómez Orozco

La Feria Internacional del Auto Shanghái 2025, transforma la idea del futuro tecnológico  mundial.

Enrique Gómez Orozco

La Feria Internacional del Auto Shanghái 2025, transforma la idea del futuro tecnológico mundial. En unas cuarenta hectáreas techadas, más de 100 marcas chinas y otras extranjeras muestran una oferta de modelos imposibles de memorizar.


En Youtube se vuelve un deporte reseñar cada avance y cada lanzamiento de nuevos modelos. Podemos ver a los autos más recientes que bailan, saltan, se agachan, suben escaleras y hasta flotar. Rebasan con mucha distancia la tecnología de todos los demás. Japón, Corea del Sur, Europa y EE.UU viven la angustia del impacto que tienen en el mercado mundial las marcas BYD, Geely, GWM, MG y muchas más. (En EE.UU no hay autos chinos porque tienen un arancel del 100%).


En 2002, China superó la venta de un millón de vehículos de pasajeros. En ese año se vendían más en México. Tan solo en agosto pasado se vendieron un millón de vehículos eléctricos y en septiembre llegaron a un récord de ventas de 100 mil diarios, entre vehículos eléctricos de nueva generación y los anteriores, de gasolina o diésel.


Hay cifras sorprendentes: entre 2005 y 2010, en China se triplicaron las ventas de vehículos, al pasar de 5.7 millones  a 18 millones. Estados Unidos quedaría muy atrás del mercado chino. Este año, China puede alcanzar los 32 millones de ventas, casi el doble que toda Europa y EE.UU.


En China los autos eléctricos, eléctricos enchufables e híbridos rebasan a los de gasolina y diésel. El gobierno subsidia lo eléctrico y limita los de hidrocarburos. A finales de la década no habrá quien compre un coche de combustión interna en China, por tres razones: los eléctricos serán mucho más baratos, se cargarán en 5 minutos y tendrán un alcance de 800 o 1000 kilómetros.


No hay ecuación matemática que pueda comparar el rendimiento en la economía de fabricación y la de operación de un vehículo eléctrico contra uno de gasolina o diésel. Es probable que los japoneses perfeccionen el uso del hidrógeno pero están lejos del avance chino, sobre todo en la fabricación de baterías.


El futuro no lo vemos en Detroit ni en Stuttgart o Wolfsburgo. Tampoco en Tokio o Seúl. Shanghái muestra la supremacía tecnológica china. Se añade su avance hacia la conducción autónoma que compite con Tesla, Waymo y otros. Dentro de 5 años, millones de autos chinos servirán doble propósito para sus dueños: transporte privado y servicios de taxi autónomo. Sundar Pichar, el jefe de Alphabet y Waymo ve el futuro de su empresa de taxis autónomos en la asociación con particulares que compren y renten su vehículo. Todo un tema.


En el momento que se establezca la conducción autónoma, la demanda de autos puede reducirse porque no se necesitarán tantos vehículos. Cada coche, cada camioneta que está en un estacionamiento por horas, se convierte en un costo individual y social.


El mundo y el futuro no está en EE.UU a pesar de sus grandes avances en AI,  y con pesar para la retórica de su presidente. Si en una generación los chinos rebasaron a los amos del automóvil europeo, oriental y norteamericano, en la siguiente década serán la primera potencia económica.


Para EE.UU, cerrar mercados, poner aranceles y jugar a las vencidas con otros países, solo debilitará su productividad y competitividad. Cerrar o limitar las plantas armadoras de México sería un gran retroceso. Un gran error.

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