Maternidades diversas

Dorismilda Flores-Márquez

No hay políticas públicas en torno a las labores de cuidado, las diferentes condiciones de maternidad.

Dorismilda Flores-Márquez

Hay tiempos en los que parece que nada pasa y otros tiempos en los que todo pasa al mismo tiempo y en diferentes escalas, como este. Entre la elección del nuevo papa, la reforma en telecomunicaciones, el caso de La Pona y más, hay mucho que traer a la discusión pública. Sin embargo, aprovecharé la fecha conmemorativa para hablar de las maternidades. Hablo de maternidades así, en plural, porque no hay una única manera de ser madre, sino varias.

El estereotipo de madre incluye pareja, hijas e hijos saludables y una vida armónica, pero, ¿es ese el que más se vive? Más bien, a las madres se les exige mucho y se les da muy poco, a veces nada, a veces incluso se les arrebata algo.

Esas madres que caben en el esquema tradicional, con frecuencia viven una doble o triple jornada, trabajan fuera por decisión o por necesidad, pero también se hacen cargo de las tareas de cuidados en la casa. Muchas incluso se hacen cargo de sus madres y padres, o de los de sus parejas, o de familiares con enfermedades largas o con alguna discapacidad. Muchas de esas madres, además, viven situaciones de violencia intrafamiliar de las que no pueden salir por distintas razones.

También están las madres que son víctimas de violencia vicaria. Esto es cuando las hijas e hijos se utilizan para causar dolor a sus madres, mediante amenazas de hacerles daño o de llevárselos, cuando se les utiliza para conseguir información, cuando se descalifica a la mamá o se promueve que la agredan, cuando se condiciona la pensión alimenticia, cuando se sustrae a hijas y/o hijos, entre otras formas. Estas mujeres son madres, pero se les arrebata la posibilidad de serlo en plenitud.

 

Por otro lado, están las madres solteras. Muchas de ellas también cubren doble o triple jornada para hacerse cargo de sus hijas e hijos, asumen tareas de cuidado y, además, son estigmatizadas socialmente, como si estar solas fuera una culpa con la que deben cargar. Los memes y burlas a las llamadas “mamás luchonas” son comunes en redes y en las conversaciones. En esas situaciones, poco se habla de la irresponsabilidad de los hombres que decidieron no estar.

 

En los años recientes, se han vuelto visibles las madres buscadoras, es decir, madres de personas desaparecidas, que emprenden labores de búsqueda ante la inacción del Estado. Estas madres lidian con el dolor y la incertidumbre ante la ausencia de sus hijas o hijos, al mismo tiempo que dejan sus labores normales para dedicarse a buscar, aprenden sobre técnicas periciales, tecnologías especializadas y más, para encontrar los tesoros que les fueron arrebatados.

Todas estas maternidades y otras se enfrentan con la doble moral de las sociedades conservadoras. Se espera que todas las mujeres seamos madres, pero a muchas empresas no les encanta contratar mujeres porque la posibilidad de embarazos y de permisos de maternidad afecta su idea de productividad. Se espera que todas seamos madres, pero se juzga duramente a quienes pasan muchas horas trabajando o a quienes ocupan puestos directivos porque, ¿cómo se atreven a descuidar a sus hijas e hijos? Se espera que todas seamos madres, pero se rechaza a las madres solteras, se abandona a las madres víctimas de violencia vicaria y de otras violencias, se revictimiza a las madres buscadoras. Se espera que todas seamos madres, pero no adolescentes, no pobres, no contestatarias y mucho menos se espera que decidamos no ser madres, porque eso hace visibles las contradicciones de una sociedad y de una clase política que es provida en el discurso, pero que no asume las responsabilidades públicas con las madres y las familias, porque no hay políticas públicas en torno a las labores de cuidado, las diferentes condiciones de maternidad. 

Desde este micrófono envío un abrazo a todas las madres, las que son felices siéndolo, las que están viviendo situaciones injustas, las que están enfrentando desafíos que no veían venir y también a mi mamá, que ha vivido su maternidad en plenitud y, desde ahí, me enseñó que la maternidad es una elección. Abrazo también a quienes ya no tienen a su mamá y a quienes buscan ser madres y no han podido.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión.

Cargando Minuto a Minuto...
Cargando Otras noticias...