Hágase un favor: no participe en la estafa de la mal llamada reforma judicial

Otto Granados

Un riesgo es que nadie invierte en un país donde no existe el estado de derecho

Otto Granados

Si usted es de los que se han enterado de que está en marcha una mal llamada reforma judicial y si es de los que remotamente piensa acudir a esa farsa que está promoviendo el gobierno en las próximas semanas, déjeme darle una opinión muy sincera: ni se le ocurra ir porque estará legitimando la mayor estafa que México ha visto en muchos años, es decir, estará siendo cómplice de ella.

Como suele pasar en cualquier país, todos tenemos algo que festejar y también muchas cosas que no nos gustan, una de las cuales es ir a los tribunales a tratar de pedir y obtener justicia cuando pensamos que tenemos razón y que la ley nos ampara. En algunas ocasiones nos irá bien y en otras mal, así sucede.

Pero lo que pretenden hacer el gobierno federal y unos 19 gobiernos estatales es una monstruosidad porque ahora se trata de que unos y otros se apoderen de la impartición de justicia en su propio beneficio y en el de una pandilla formada por abogados, narcoabogados, traficantes de influencias, fiscales, factureros, notarios, ejecutivos bancarios, lavadores de dinero y un largo etcétera en cuyo centro podrían estar jueces, magistrados y ministros, muchos de los cuales han sido designados por esa pandilla y obedecerán, única y exclusivamente, sus órdenes.

Desde luego que puede haber gente nueva pero no tenemos la menor idea de quienes son porque el sistema de votación que se creó para esto fue diseñado para que uno no sepa ni qué se vota, ni para qué, ni por quién.

El primer problema es que muchos de los candidatos a jueces han sido impuestos por políticos o por delincuentes. Por ejemplo, en un estado dominado por el crimen organizado se ha presentado para juez penal una persona que fue abogada de un famoso narco hoy encarcelado en Nueva York. Otro fue abogado de un cártel que "desapareció" a miles de personas. Y uno más estuvo 6 años en una cárcel de Texas por posesión de metanfetamina. Estos tipos que primero trabajaron para la delincuencia mañana serán los que impartan justicia. Es una locura.

Un segundo grave riesgo es que nadie invierte en un país donde no existe el estado de derecho, donde no hay jueces independientes ni imparciales, donde no hay confianza y seguridad. Por tanto, la economía, que ya crece muy poco, terminará estancada, no llegará nueva inversión, ni se crearán los miles de nuevos empleos dignos que necesitan las familias mexicanas. Esto es algo que ya está ocurriendo.

El tercer problema es que va a surgir un mercado paralelo en la impartición de justicia. Es decir, si usted sabe que no puede confiar en un juez, si sabe que va a perder un juicio, entonces va a recurrir por fuera a abogados, a coyotes, a policías, a políticos o a delincuentes que conocen a tal o cual juez o magistrado para que les arregle el asunto y éstos por supuesto lo van a extorsionar para que eso suceda.

Y finalmente ya no habrá un sistema de exámenes, nominaciones y nombramientos que permitían seleccionar a los mejores perfiles para una actividad tan importante para un país y para su democracia, lo cual hizo posible que en algunos estados se tuviera un cuerpo judicial razonablemente profesional y decente. Como lo calificó una prestigiada revista internacional: “décadas de conocimiento institucional y claridad legal están siendo arrojadas a un montón de basura” (https://www.economist.com/leaders/2025/05/15/mexicos-government-is-throttling-the-rule-of-law).

Así que hágase un favor a usted mismo, a su familia y a su país: no participe en la mayor estafa criminal que ha padecido México.

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