Elección judicial: la amarga experiencia

El domingo pasado vivimos la experiencia, muy amarga en términos de procesos democráticos, en la elección del Poder Judicial. 

La reforma está incompleta porque solamente hay un señalamiento constitucional, pero la ley reglamentaria, el artículo 41, no terminó de consolidarse por una pereza legislativa. De suerte tal que el Consejo General del INE tuvo que sesionar en más de 100 ocasiones para lograr un número igual de acuerdos para poder realizar los procedimientos electorales.

46 procesos, 92 subprocesos, 380 actividades y no llegaron al 10% las que están consideradas en la ley reglamentaria, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales . Como decía Don José Ortega y Gasset: el mísero detalle de la democracia es el procedimiento electoral. Sin el procedimiento electoral no podemos hablar de calidad democrática.

Por otra parte, el acordeón hizo su agosto después de ha servido durante muchas generaciones a hacer una síntesis artesanal que era hecha exprofesamente para llevarla a los exámenes y estos no se sacaban -o se sacaban con el cuidado de que el sínodo no se diera cuenta- se tenía el acordeón a la mano para ir contestando el examen.

Muchos maestros estuvieron haciendo grandes basureros a los escolares y discípulos, pero al final del día este proceso es una herramienta de estudio autodidacta. Finalmente sirvió en medio del procedimiento educativo.

La cantidad de colores, de boletas y de cargos fue otra enorme carga que se le dio al elector para poder considerar cómo iba a ser su voto razonado, informado, autónomo y libre.

No pudieron hacerlo porque el acordeón fue una presión -ya sea sugerente u ordenada- para transitar lo que contenía el acordeón, llevarlo a la boleta electoral y al ser depositada por el propio ciudadano adquiere la validez de un voto. Uno, de cada diez mexicanos decidieron hacerlo, nueve decidieron que no.

Aquí está la la fiesta del vaso medio lleno y el vaso medio vacío; todo depende de la narrativa. Hay quien dice que el 10% es realmente el pueblo progresista, mientras que el 90% son los fifís y los reaccionarios. Este y una serie de epítetos que no vale la pena ya mencionar.

La elección es válida porque nuestro sistema electoral se basa en mayoría relativa. Si votan tres y, de esos tres, dos votan por A, A gana la elección. Ahí no hay nada que hacer.

El problema es cómo el INE tuvo que hacer malabares jurídicos para poder construir 46 procesos, 92 subprocesos, 380 actividades que no están en la ley reglamentaria del artículo 41 constitucional. A mí me parece que no es ético formar electores para un populismo.

El elector debe de contar con autonomía y libertad para hacerlo. Esto se pudo haber hecho si el legislador mexicano no hubiese tenido tanta pereza para poder organizar, a lo mejor tardarse un año más para lograr encontrar el equilibrio del procedimiento porque la democracia son reglas de juego y estas deben de ser respetadas.

De manera que el acordeón llegó a la casilla como a un examen escolar.  Morena en el año 2024 en su plataforma electoral no contuvo la mención de una elección popular de jueces, magistrados y ministros, de manera que también fue pues una ocurrencia.

Solo uno de cada diez acudió a las urnas de manera racional, transitando el acordeón hacia la boleta y nueve de cada diez decidieron quedarse en su casa.

A mí me parece que el acordeón dañó, igual que la tómbola, a nuestra construcción de ciudadanía a través de valores y de virtudes que es el comportamiento del ciudadano frente al Estado, frente a la ley.

Hay una atrofio de la construcción de ciudadanía que obstaculizó la democracia de calidad. Ojalá esta página pueda corregirla la autoridad mexicana.

Insisto: Morena y aliados ganaron absoluta y legítimamente. Me parece innecesario no hacer política de Estado, es decir, realizar las políticas públicas con profundidad, coherencia y lucidez.

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