División de Poderes

Alan Santacruz

Para que no se pueda abusar de este, hace falta disponer las cosas de tal forma que el poder detenga al poder

Alan Santacruz

Dentro de los temas clásicos de la Ciencia Política, está un tópico indispensable, expuesto en el Siglo XVIII por el francés Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu y de la Bréde. Este tema es el de la División de Poderes dentro de los Estados Democráticos, y se incluye en su libro El Espíritu de las Leyes. Ahí, Montesquieu entiende y explica al Poder del Estado como una abstracción soberana; es decir, que no tiene otro poder por encima suyo.

Sin embargo, para que este poder no se ejerza de manera absoluta por un solo ente, y evitar caer en la tiranía, debe subdividirse a fin de limitarse a sí mismo, dentro de la civilidad y la vida republicana. De este modo, el Poder del Estado se ejerce de manera tripartita: hay un ente que legisla, otro que administra y ejecuta la ley, y otro que juzga la coherencia de las leyes y el arreglo legal de los actos administrativos.

Además, la composición de los órganos del poder en las democracias, permite la representatividad plural y diversa, así como la responsabilidad administrativa sobre quien ejerce el poder. Por eso, el ejecutivo es un encargo uninominal; es decir, ejercido por una persona titular; mientras que el legislativo y el judicial deben, por necesidad, ser órganos de representación colegiada: el legislativo representa a las personas; y el judicial representa a la ley, o sea al derecho positivo, que es impersonal y general.

Este modelo de ejercicio tripartita del poder del estado trae balances y contrapesos que evitan la existencia de un poder omnímodo. En las tiranías, por ejemplo, el mismo ente que administra también legisla, y se juzga a sí mismo. Ante un poder absoluto como ese, la ciudadanía pierde validez y queda a expensas de las pasiones y caprichos de quien ostenta el poder soberano. Por eso, a las tiranías no les gustan los límites ni los contrapesos del poder político.

Si un poder ejecutivo unipersonal se impone ante los otros dos poderes mediante vetos, decretos, expropiaciones, o exageración en el uso del brazo militar; es un ejecutivo que busca el poder absoluto. Pero si en los otros dos poderes hay obediencia ciega de los legisladores, o coacción sobre las magistraturas, y se genera opacidad en la rendición de cuentas; es posible que ese ejecutivo alcance el poder absoluto. Ante ese escenario, debe prevalecer la ciudadanía democrática y la república civil.

A pesar de que el tema del balance y contrapeso que da la División de Poderes en la república se ha estudiado desde la Ilustración; los modelos democráticos, por entropía política, tienden a romper ese equilibrio. Sobre este tema, Montesquieu afirmaba que «toda persona que tiene poder se inclina por abusar del mismo; va hasta que encuentra límites. Para que no se pueda abusar de este, hace falta disponer las cosas de tal forma que el poder detenga al poder».

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