Discurso polarizador
López Obrador se sirve de una narrativa discursiva que busca la confrontación
El doctor Carlos Muñiz, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, publicó recientemente un artículo que titula “construyendo la polarización a través del discurso político. Análisis del uso de las claves periféricas en la retórica del presidente López Obrador". En ese artículo, se señala que a partir de la llegada a la presidencia de López Obrador, él ha venido desarrollando una estrategia de comunicación social en la que se destacan, sobre otras actividades, sus conferencias de prensas matutinas denominadas “mañaneras”, con las que busca establecer la agenda informativa diaria.
En ellas, es habitual que las intervenciones del Presidente de la República presenten una fuerte carga ideológica que, en gran medida, busca la polarización a través del cuestionamiento permanente de los gobiernos anteriores y de sus críticos actuales. Para ello, se ha señalado que López Obrador se sirve de una narrativa discursiva que busca la confrontación a través de presentar la realidad política y social en forma de dos bandos: el de los buenos o nosotros, y el de los malos, o ellos, que no contribuye a justificar las acciones de gobierno que se realizan actualmente, sino más bien, a mantener una campaña electoral permanente y generar una polarización de la sociedad.
Por ello, es habitual encontrar promociones de ciertos elementos retóricos que encuadran las ideas de López Obrador y sus ataques a lo que él llama sus adversarios políticos.
A ese discurso polarizador tendrá que enfrentarse la oposición en los procesos electorales que se avecinan, sin duda, el discurso polarizador, el presupuesto electorero que sabemos ha aumentado el déficit fiscal en poco más del 50% con respecto a 2023 hacia 2024 y que sin duda será usado para fines electorales, ese será el escenario que habrá que enfrentar la oposición, un discurso polarizador, un presupuesto electorero y por supuesto, la suma o lo que se acumule a las más de 100.000 mentiras o medias verdades que el presidente de la República ha sostenido en los cinco años de gobierno es decir, podríamos esperar del orden de otras 20.000 afirmaciones de difícil comprobación o francamente mentiras que el Presidente de la República hace.
A esto habrá que añadirle esta actitud recalcitrante de sentirse el dueño de México, lo vimos recientemente en los festejos patrios, como decide, al margen de cualquier institucionalidad y de cualquier vida de civilidad democrática, excluir de esa celebración al Poder Judicial y al Poder Legislativo y creer que es una fiesta del Poder Ejecutivo. Nos recuerda aquel niño que llevaba el balón a jugar con sus amigos y cuando él decía cómo iba a definir quién participaba en las fiestas o en el equipo, él decidía quiénes jugaban y quiénes no jugaban con su balón.
Me parece que estas actitudes de discurso mentiroso, presupuesto electorero, mentiras reiteradas y sentirse dueño del valor, no contribuyen a la vida democrática de México y a la civilidad y a la participación ciudadana que debería ser el foco de toda intervención pública.
Por ello, creo que nosotros, los mexicanos, deberíamos estar muy preocupados de que el Ejecutivo vuelva a la normalidad democrática, permita la participación de todos los actores en la vida pública de México y reconozca que tenemos un México plural, que tenemos un México diverso y que todas las opiniones pueden ayudar a contribuir, a lograr un México mejor que todos deseamos.
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