Cristofascismo

Alan Santacruz

Los totalitarismos de ultraderecha religiosa han avanzado en diversas partes del mundo

Alan Santacruz

A lo largo de la historia, y en prácticamente todas las latitudes, las religiones institucionalizadas provenientes de la tradición Abrahámica (judaísmo, islam, cristianismo y catolicismo) han buscado imponer su influencia en el ejercicio del poder político. Las monarquías europeas del medioevo o los califatos de medio oriente son prueba de ello.

Así, en los regímenes no democráticos, las instituciones religiosas han creado teocracias de facto en las que la religión se fusiona con la política, y los mandamientos de los libros sagrados se fusionan con el derecho civil. En contraparte, una característica de los regímenes democráticos es que -por su naturaleza- el ejercicio del poder civil limita y regula la influencia política de las instituciones religiosas. 

Por otro lado, el fascismo puede conceptualizarse como una ideología política y una manera de ejercer el gobierno, que tiene un carácter totalitario, antidemocrático, ultranacionalista, militarista, y de extrema derecha, que tomó el poder en la Italia del siglo XX con Benito Mussolini. De esta manera, el modelo del fascismo se moldeó como forma de gobierno contraria a la democracia.

En 1970, la teóloga de la liberación Dorothee Sölle, en su libro “Más allá de la mera obediencia. Sobre la ética cristiana para el futuro”, acuñó el término “Cristofascismo” para describir la legitimación y el apoyo que dieron los sectores cristianos y católicos al totalitarismo nazi durante el Tercer Reich. Esto porque ni Mussolini ni Hitler hubieran podido ascender sin el apoyo de las iglesias católicas y cristianas.

Ahora, en el primer cuarto del siglo XXI, el “Cristofascismo” se revitaliza con propuestas de gobierno en regímenes democráticos que constituyen una regresión histórica antidemocrática al pretender traer el gobierno de un dios en la tierra, con valores fascistas totalitarios de ultraderecha, y con la pretensión de homologar lo que se considera pecado con lo que se considera delito. Es decir, una teocracia en toda forma.

De este modo, los totalitarismos de ultraderecha religiosa han avanzado en diversas partes del mundo, como con Vox, en España; Trump, en Estados Unidos; Bolsonaro, en Brasil; Jeanine Áñez, en Bolivia; o Milei, en Argentina; así también, en varias partes de Europa se ha registrado un avance político de la ultraderecha cristiana.

En México, la organización política El Yunque, junto con sus brazos políticos insertados en los partidos y las organizaciones civiles, ha buscado activamente (desde la segunda mitad del siglo XX, y con más presencia y poder político desde el año 2000) no sólo influir al gobierno, sino hacerse con él, a fin de implantar administraciones y legislaturas pro católicas, con un perfil que encaja en el totalitarismo conservador del Cristofascismo. 

Por ello, para preservar la democracia, la vida civil, y el avance progresivo en la garantía universal de los Derechos Humanos, es indispensable tomar postura para evitar el avance de las religiones en la política. Si toleramos que el Cristofascismo influya o acceda al poder, los derechos de todas y de todos están en riesgo, debido a la interpretación que un grupo tiene sobre lo que significa rendir el gobierno a la voluntad de algún dios.

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