Cambiemos el rumbo de México
Es hora de cambiar antes de que el país se nos vaya entre las manos
El próximo 2 de junio, los mexicanos se enfrentaremos quizá el mayor desafío de nuestra historia reciente y tendremos que decidir entre dos opciones: libertad o represión, crecimiento y empleo o pobreza y marginación, prosperidad y oportunidades o violencia y miedo.
En muy buena medida, que sea una elección benéfica para las personas y las familias, dependerá también de dos factores. Uno, desde luego y será votar de manera masiva y copiosa, y el otro saber elegir bien entre las dos candidatas que hay, porque no hay más.
Partamos de que más de 172 mil personas han sido asesinadas en México desde que MORENA tomó el gobierno en diciembre del 2018, de que casi 47 millones de mexicanos están en situación de pobreza, de que el 50% del país no tiene medios de subsistencia ante accidentes o enfermedades ni ante circunstancias naturales como la vejez y el embarazo, de que cerca de 51 millones de personas no tienen acceso a servicios de salud, o de que más de 25 millones de mexicanos tiene carencias en la educación, y además hoy, según las distintas evaluaciones, los niños mexicanos están reprobados en matemáticas, lectura y ciencias, es decir, condenados al fracaso escolar.
Véase el deterioro de la seguridad personal en todo el país, los tiroteos entre grupos delictivos, el desafío del crimen organizado a la autoridad de los gobiernos en muchas partes de México, los secuestros y robos en las carreteras, la extorsión de esos grupos en las zonas rurales, y de hecho como ha reportado la prensa internacional esta misma semana, la recaudación de impuestos por parte de los grupos criminales también ya es algo común en pueblos y ciudades, vease nada más el ejemplo de esta misma semana, el asesinato de un alto funcionario de Fresnillo, Zacatecas.
Esa es la herencia de este gobierno, y de su candidata, cuya única propuesta es seguir exactamente por ese mismo camino. De no cambiar drásticamente de rumbo, el futuro de México y de Aguascalientes se ve realmente dramático.
Desde luego que el reto para Xóchitl Gálvez es captar a los muchos votantes que se quedaron en casa en las últimas elecciones, y lo puede hacer porque su historia de éxito personal puede ayudar. Ella salió de la pobreza para formarse al ir a la universidad, luego comenzó su propio negocio y ha sido muy exitosa. Ha sido una funcionaria pública ejemplar y una senadora combativa, y a diferencia de su oponente, tiene una alta credibilidad dentro y fuera de México.
Xóchitl creó la Fundación Porvenir, una institución enfocada en apoyar niños con problemas de desnutrición en zonas indígenas del país, que tiene presencia en 10 estados de la república, así como apoyó la generación de empleo a mujeres, sobre todo de zonas rurales, marginadas o indígenas.
Ha sido reconocida por una de las revistas más importantes del mundo como uno de los 25 latinoamericanos que harán cambios importantes en el continente americano, y en el año 2000 fue distinguida por el Foro Económico Mundial como una de las 100 líderes globales del futuro del mundo, primera mujer mexicana en recibir este reconocimiento. Nada de eso puede presumir, en cambio, su contrincante.
En suma, es hora de cambiar antes de que el país se nos vaya entre las manos.
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