Al rescate de Pemex (Segunda parte)

Enrique Gómez Orozco

“Por el rescate de la soberanía” Lema de Pemex

Enrique Gómez Orozco

Según información de Mario Maldonado, columnista de negocios de El Universal, la transformación de Pemex se anunciará mañana. La presidenta, Claudia Sheinbaum, hará el planteamiento para el rescate de la emproblemada empresa paraestatal. Tal parece que hay muchas coincidencias de lo que ayer platicamos. Como la empresa no tiene liquidez, se invitará a muchas empresas privadas para que perforen pozos olvidados y nuevas cuencas petroleras. La meta es elevar la producción desde 1.5 millones de barriles diarios a 1.8 millones.


La solución es adelgazar la estructura corporativa, reducir personal y darle un buen ajuste a la refinación, donde está la mayor fuga de recursos. Además, tienen que echar a andar la malograda refinería de Dos Bocas, una instalación en la que llevan invertidos 21 mil millones de dólares.


Una solución que se parece a lo que había planteado Enrique Peña Nieto con la Reforma que destruyó Andrés Manuel López Obrador. El reto es formidable. Lo ideal es que recupere el grado de inversión para financiar su deuda a menores tasas de interés. Que vuelva la confianza con flujos positivos. También podrían quitarle el inútil concepto de ser la máquina que “rescata la soberanía” por algo más moderno y de acuerdo a su realidad.


Hay dos posiciones antagónicas de los radicales cercanos a la presidenta Sheinbaum y algunos empresarios como Ricardo Salinas Pliego. Según la 4T el problema es el “neoliberalismo”, según Salinas Pliego el problema es “el estado o la administración pública”. Son dos posturas equivocadas. Sin libertad económica, sin promoción de las empresas, sin productividad y modernización en la planta productiva por medio de la formación de capital, no hay quien sostenga al sector público ni pague los crecientes compromisos del “bienestar”.


Sin un Estado sólido, seguridad pública, buena educación, salud y justicia, ninguna empresa, ninguna institución puede prosperar y tener éxito. Los países más desarrollados, donde hay más riqueza y menor desigualdad son los que tienen instituciones sólidas y mercados competitivos. Los países nórdicos son ejemplo. En México estamos a la mitad entre Singapur y Cuba. Somos un país abierto al capital pero aferrado al estatismo en industrias que son vacas sagradas carísimas.
El siguiente problema es la CFE, empresa que era de “clase mundial” y ahora está en crisis. Según el portal Código Magenta, dirigido por el gran periodista Ramón Alberto Garza, si no hay corrección en el rumbo, pronto tendremos apagones en muchos estados del país. Eso es veneno para la productividad.

Una muestra es el embancamiento de la siderúrgica de Lázaro Cárdenas, propiedad de la multinacional Arcelor Mittal. Por falta de electricidad tuvo que parar su horno productor de varilla. Según expertos, tan solo volverlo a arrancar tomará de 3 a 4 meses. Las pérdidas pueden ser mayores a lo que cuesta una planta eléctrica de “ciclo combinado”. La reticencia del gobierno para que los particulares generen toda la energía que sea posible, es una tara ideológica de la 4T. Como diría Deng Xiaoping: “no importa que el gato sea blanco o negro, lo que importa es que atrape ratones”. A los mexicanos qué nos importa si la empresa es pública o privada, lo importante es que produzca mucha electricidad.


Por cierto el futuro es eléctrico. No sólo por los vehículos de todo tipo, desde motos hasta aviones, sino también por la generación de IA, donde se requieren gigawatts de energía para alimentar el futuro . De eso también hay que hablar con otra perspectiva.

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