Operación "Martillo de medianoche": el bombardeo de EE. UU. a Irán que sorprendió al mundo

Los aviones utilizados son de la más alta tecnología, casi imperceptibles en los radares

Avión B2
Última actualización:  |  Redacción

La sorpresiva operación “Midnight Hammer” -Martillo de Medianoche-, con la que Estados Unidos intervino en el conflicto de Medio Oriente y atacó presuntas instalaciones nucleares iraníes, fue en realidad el mayor bombardeo con aviones B-2 de la historia del país norteamericano.

Este operativo militar que contó con la más alta tecnología, se preparó durante meses y utilizó señuelos para tomar a Irán, recientemente atacado por Israel, por sorpresa.

Así lo describieron el pasado domingo 22 de junio los altos cargos del Pentágono en una rueda de prensa donde ofrecieron detalles de la operación con la que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró informalmente su entrada en la guerra de Israel contra la República Islámica con el objetivo y la justificación de que Irán no logre una bomba nuclear.

“Ningún otro país del mundo podría haber llevado a cabo una operación como esta”, sentenció el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien además subrayó que EE. UU “el mayor poderío militar que el mundo haya visto jamás”.

De acuerdo a lo revelado por el Pentágono, en total participaron más de 125 aeronaves, incluyendo siete bombarderos B-2, aviones cisterna de reabastecimiento, aviones de reconocimiento y cazas. Además, se emplearon 75 bombas y misiles en el planeado ataque.

Cabe señalar que los bombarderos B-2 Spirit son aviones de combate estratégicos diseñados por Estados Unidos para penetrar defensas aéreas pesadas y realizar ataques de precisión. Son tan avanzados que, incluso, pueden lograr una alta invisibilidad en los radares.

Estas aeronaves lanzaron más de una docena de bombas antibúnker de más de 13 toneladas sobre dos instalaciones nucleares clave: Fordow y Natanz. Además, el país dirigido por Trump disparó misiles Tomahawk desde un submarino contra Isfahán.

Según explicó el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Dan Caine, este fue el bombardeo con B-2 más grande de la historia de Estados Unidos, así como la misión más larga con este tipo de aeronaves desde los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Así fue la operación

Todo comenzó la noche del viernes y se extendió durante el sábado, hora de Washington, cuando ya algunos medios de comunicación habían advertido de vuelos irregulares de aviones B-2.

Los bombarderos despegaron desde la base de Whiteman, en Misuri. Algunos volaron hacia Guam, en el Pacífico, pero estos en realidad fungieron como señuelos para distraer la atención, mientras que el resto se dirigió sigilosamente hacia el este en un vuelo que duró unas 18 horas.

Paralelamente, a las 5:00 de la tarde, un submarino estadounidense lanzó más de dos docenas de misiles de crucero contra las instalaciones nucleares de Isfahán. Después, a las 6:40 de la tarde (2:10 de la mañana del domingo en Irán), los B-2 arrojaron dos bombas pesadas GBU-57 sobre el sitio nuclear de Fordow.

Luego prosiguieron el resto de ataques. Los últimos objetivos fueron alcanzados a las 7:05 de la noche, hora de Washington.  

Las fuerzas estadounidenses regresaron sin sufrir bajas, daños o siquiera fuego enemigo. “Los cazas iraníes no despegaron y parece que sus sistemas de misiles tierra-aire no detectaron nuestra presencia”, aclaró el general Caine. Presuntamente, Trump supervisó la operación desde la sala de crisis de la Casa Blanca, a la que llegó en la tarde del sábado, luego de haber pasado el día jugando en su campo de golf de Nueva Jersey.

Un plan de largo aliento

La operación fue planificada durante meses, incluso mientras se desarrollaban conversaciones diplomáticas con Teherán en busca de un acuerdo sobre su programa nuclear, según los responsables del Pentágono. “Debíamos estar preparados para cuando el presidente hiciera la llamada”, indicó Hegseth,

Se trató de una misión altamente clasificada: muy pocas personas en Washington conocían su momento o naturaleza, añadió Caine.

“Esta misión no buscaba un cambio de régimen. El presidente autorizó una operación de precisión para neutralizar las amenazas a nuestros intereses nacionales que representa el programa nuclear iraní y para defender a nuestras tropas y a nuestro aliado, Israel”, apuntó Hegseth.

En un mensaje a la nación el sábado por la noche, el presidente republicano dijo que ahora la República Islámica debe elegir entre “la paz o una tragedia más grande que la que han visto en los últimos ocho días”. En campaña, Trump aseguró que no se involucraría en guerras.

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