Estados Unidos impone nuevas restricciones de visa a familiares y colaboradores de narcotraficantes
Como parte de su estrategia para frenar el ingreso de drogas ilícitas al país.
El gobierno de Estados Unidos anunció este jueves la imposición de nuevas restricciones de visado dirigidas a familiares y colaboradores cercanos de personas con historial comprobado de narcotráfico, como parte de su estrategia para frenar el ingreso de drogas ilícitas al país, en particular del mortal fentanilo.
De acuerdo con el Departamento de Estado, estas medidas se sustentan en disposiciones de la ley migratoria estadounidense que permiten declarar inadmisibles a extranjeros cuya entrada pueda representar un riesgo para la seguridad nacional.
"El Departamento de Estado utilizará todas las herramientas necesarias para disuadir y desmantelar el flujo de fentanilo y otras drogas ilícitas que entran a Estados Unidos y perjudican a los ciudadanos estadounidenses", indicó la dependencia en un comunicado oficial.
La medida fue respaldada por el secretario de Estado, Marco Rubio, quien subrayó que la decisión busca no solo impedir el ingreso al país de personas vinculadas con el narcotráfico, sino también actuar como un mecanismo disuasorio para frenar las operaciones criminales.
"La imposición de restricciones de visado a los narcotraficantes, sus familiares y estrechos colaboradores personales y comerciales no solo impedirá su entrada a Estados Unidos, sino que servirá de elemento disuasorio para la continuación de actividades ilícitas", afirmó Rubio.
Desde su regreso a la presidencia en enero pasado, Donald Trump ha colocado el combate al narcotráfico y la crisis de sobredosis como una prioridad en su agenda, utilizando el problema del fentanilo como argumento clave para endurecer políticas migratorias y comerciales.
"La crisis del fentanilo en Estados Unidos no tiene precedentes, y las sobredosis siguen siendo la principal causa de muerte entre los estadounidenses de 18 a 44 años", destacó Rubio. Según cifras oficiales, durante 2024 se registraron más de 220 muertes diarias por sobredosis en el país, muchas de ellas vinculadas a opioides sintéticos.
Además, se estima que más del 40% de los ciudadanos estadounidenses conoce a alguien que ha fallecido por consumo de opioides, una estadística que refleja la profundidad de la crisis sanitaria.
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